Los fenómenos meteorológicos extremos se comportan como cisnes negros, es
decir, como eventos impredecibles y poco probables que se ignoran y que cuando
ocurren ocasionan grandes daños. Una vez ocurrido el fenómeno, salen los expertos
a explicarlo y a encontrar culpables, aduciendo que ya se sabía que ocurriría.
Primero hay que entender el problema y los conceptos
R= f (P, V)
Donde: R= riesgo; f= función; P= peligro o amenaza; V= vulnerabilidad;
El riesgo está en función del peligro (amenaza) y de la
vulnerabilidad. En el caso del huracán Otis, este es el agente peligroso o la
amenaza. La vulnerabilidad es la incapacidad de resistencia cuando se presenta
un peligro o amenaza. En el caso de Acapulco es la condición en la que se
encontraba la ciudad, por ejemplo, la forma de alertar a la población, la educación
de la población para responder a las alertas, los reglamentos de construcción
acordes al medio físico, los planes de evacuación, los planes de protección en
general.
El peligro o la amenaza: huracán
Los fenómenos atmosféricos y marítimos se clasifican con base en la
velocidad del viento, depresión tropical cuando la velocidad el viento es menor
o igual a 62 km/h, tormenta tropical cuando la velocidad del viento es mayor de
62 y hasta 117 km/h, se les llaman huracanes (palabra maya dada al dios del
viento) cuando la velocidad del viento es mayor a 117 km/h. A los huracanes se
les llama ciclones y tifones en Asia.
Existen seis categorías de huracanes:
Categoría 1: Sin daños en edificios. Solo en casas móviles y árboles.
Alguna inundación en la costa.
Categoría 2: Daños en tejados, puertas y ventanas. Daño considerable en la
vegetación y casas móviles. Inundaciones y roturas de pequeñas presas y
puentes.
Categoría 3: Daños estructurales en viviendas residenciales y pequeños
edificios. Pero sin desplome de éstos. Todo elemento o casa móvil es destruido.
Grandes inundaciones e incluso islas enteras inundadas.
Categoría 4: Desplome de pequeñas edificaciones y casas residenciales.
Erosión importante de playas. Inundaciones extensas.
Categoría 5: Destrucción completa de tejados y de casas residenciales y
pequeños edificios. Inundaciones gravísimas. Es precisa la evacuación total.
Categoría 6: En teoría es posible que un huracán alcance una velocidad de
350 km/h.
Entonces, los daños provocados por los huracanes se deben a la velocidad
del viento y a la cantidad de lluvia.
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https://www.adelante.cu/index.php/es/lecturas/10587-escala-de-saffir-simpson-el-medidor-de-las-tormentas |
Los huracanes pueden ser peligrosos por la velocidad del viento como se ve en la imagen, pero también pueden serlo por las lluvias, aunque esto a menudo no se toma en cuenta en la escala Saffir-Simpon, entonces puede ocasionar muchos daños un huracán categoría 1 si conlleva mucha lluvia.
La vulnerabilidad: las condiciones de las ciudades
En el caso del huracán Otis que destrozó a Acapulco se cuenta que en el atlas
de riesgo los técnicos no contemplaban el paso de un huracán de categoría
cinco, pero cabe decir que los huracanes
son eventos impredecibles. Por lo que no hay persona, ni equipos técnicos
capaces de predecir los peligros como los huracanes.
Lo que se puede hacer es monitorear la atmosfera (el centro nacional de
huracanes lo hace) y con imágenes de satélite ver el fenómeno (depresión, tormenta
o huracán) y estimar su trayectoria de manera gruesa (sin mucha precisión) y
alertar a la población.
El gobierno de México cuenta con un Centro Nacional de Prevención de Desastres
(CENAPRED), el estado de Guerrero tiene una Secretaría de Gestión Integral de
Riesgos y Protección Civil, y el municipio de Acapulco cuenta con una Secretaria
de Seguridad Pública y Protección Civil. No estoy diciendo que fallaron, no lo
sé, pero sí que deben revisar sus protocolos.
Por una parte, la alerta ciudadana no debió fallar y no debe fallar en el
caso de los municipios costeros del país, que si el peligro se activó de
madrugada pues debe haber un plan para esto, una sirena que suene en los
celulares o que las campanas de las iglesias retumben como en el siglo pasado o
que el ejército o la guardia nacional actúen con bocinas o que se coloquen
altoparlantes en lugares estratégicos. Un sistema de alerta ciudadana disminuye
la vulnerabilidad.
La educación de la población es la base, los libros de primaria y
secundaria deben contemplar educación para la prevención, para acatar las
alertas, para protegerse. Las ciudades del lado del Atlántico, particularmente
las de la península de Yucatán por donde año con año pasan los huracanes ya
cuentan con educación de prevención, son un ejemplo a seguir por las
poblaciones del lado del pacífico. La educación de la población salva vidas y
disminuye la vulnerabilidad.
Existe un reglamento de construcciones para el municipio de Acapulco que debe ser revisado por ingenieros y arquitectos para que los nuevos edificios
cuenten con medidas de protección ante los huracanes categoría seis. Ya solo
falta que la reconstrucción sea tan rápida que no les de tiempo de mejorarlo. Arquitectos
que diseñen ventanales con protección ante huracanes de categoría seis.
Ingenieros estructurales que fijen las nuevas reglas para casas y edificios
cuenten con estructura que los soporte y que no se inunden ante huracanes categoría
seis.
Los estudios del medio físico-geográfico son la base para la elaboración de
reglamentos de construcción, no es lo mismo construir en las partes bajas a las
orillas de los ríos (vulnerabilidad alta) que en la cima de la montaña
(vulnerabilidad baja); no es lo mismo construir sobre Gleyoles (vulnerabilidad
alta) que sobre Leptosoles (vulnerabilidad baja); no es lo mismo construir
sobre basalto (vulnerabilidad baja) que sobre arenisca detrítica
(vulnerabilidad alta). Los municipios y gobiernos estatales, son los
responsables de la elaboración de los atlas de riesgo locales, pero como son costosos
se los quieren ahorrar, entonces el problema estriba en el aumento de la
vulnerabilidad y su consecuente desastre social. Por ejemplo, el atlas deriesgos del municipio de Acapulco no cuenta con el mapa de SUELOS, se lo ahorraron a cambio de vidas,
sufrimiento y pérdidas económicas.
Por ejemplo, un exceso de lluvia puede ocasionar erosión laminar y movimientos en masa en las partes altas del relieve, la vulnerabilidad se aumenta con suelos, por ejemplo, de los grupos Luvisol (erosión laminar, con alta velocidad del agua) y con suelos con propiedades Andicas (movimientos en masa o derrumbes que cubrirían las casas de las parts bajas). En las partes bajas del relieve la vulnerabilidad a la inundación se aumenta con la presencia de Vertisoles, Gleysoles e Histosoles, así como en aquellas ciudades con acuífero cercano.
La mitigación del riesgo
En el atlas de riesgos del municipio de Acapulco, actualizado al periodo
2018-2021, ante los huracanes dice: “En este caso, la probabilidad de que
ocurra una depresión tropical es de 38%; también se puede observar que la probabilidad
de que se presente un huracán de los tipos 4 y 5 es nula, lo cual quiere decir
que en el punto analizado no se han registrado eventos de esta clase”. Lo
he repetido una y mil veces: los eventos meteorológicos extremos no se predicen,
son cisnes negros.
La población debe aprender a cuidarse
en lo colectivo y en lo individual, dejar el resguardo de sus vidas y
patrimonio a políticos aumenta el riesgo y más si son: ignorantes o insensatos
o corruptos o ingenuos o impreparados. No construyan sus casas en zonas
costeras, pero si lo hacen deben estar conscientes de que los huracanes no
dejaran de producirse, no disminuirán y seguirán afectando negativa y
positivamente a la población.
Los planes de ordenamiento territorial
local, por municipio, deben ser elaborados a la brevedad, no serán baratos,
pero son necesarios si se desea salvaguardar las vidas de los ciudadanos.
El manejo político de los desastres
sociales donde hay buenos y malos es superficial, oportunista, ofensivo y no
ayuda a resolver los problemas derivados de los desastres sociales provocados
por los peligros naturales y la alta vulnerabilidad derivada de la organización
social.
Los aprendizajes para la península de
Yucatán y las ciudades costeras del país deben ser: a) elaboración de los atlas
de riesgo por un equipo de expertos; b) la operación de los planes de
crecimiento de las ciudades acorde con los atlas de riesgo; c) elaboración de
un reglamento de construcción elaborado por expertos; d) elaboración de un plan
maestro de creación de las nuevas ciudades elaborado por expertos; e) los
programas de acción de los departamentos de protección civil de los municipios;
f) los departamentos de protección
civil deben estar conformados por
expertos técnicos y deben ser personal fijo, de planta, donde los políticos no
tengan injerencia en el manejo del personal, principalmente.
Después de leer esto, se entenderá que
la vulnerabilidad y el riesgo pueden disminuirse mucho; sin embargo, se
requiere que las autoridades de los tres niveles dejen de echarle la culpa a su
villano favorito: el cambio climático. No está en las manos de los gobiernos disminuir el peligro, pero si pueden y deben disminuir la vulnerabilidad y el riesgo, esa debe ser la tarea, basta ya de pretextos.