domingo, 17 de septiembre de 2023

La contaminación somos todos: el caso yucateco

 En materia de daño ambiental existe el principio de “El que contamina, paga”. Es decir, la empresa, industria o individuo que contamina tiene la obligación de responder por un daño causado al medio ambiente, aunque no haya habido intención de hacerlo.

El que contamina paga, no se aplica en Yucatán. Bueno, ni siquiera se les cobra por los bienes que utilizan, como el aire, el agua y los suelos.

Extraigan, usen y desechen sus residuos en el agua, aire y suelo que eso es progreso, dice el pensamiento neoliberal, aquel que se ocupa de la producción por encima de la población. Políticos, periodistas y académicos extraviados hacen cuentas sobre el aumento de la producción porcina y avícola, la cervecera y otras, de que “somos” exportadores, de que somos los más productivos, de que generamos empleos de salario mínimo, del progreso. Discursos que a mucha gente le gustan porque no ven más allá de las cosas supuestamente buenas.

Si analizamos la situación veremos que la población mexicana en general no se hace más rica, son solo unos cuantos, de manera que hay que substituir el somos por algunos y esos algunos son muy, pero muy pocos.

¿De qué sirve que en Yucatán existan más de 500 mega-granjas porcinas, avícolas, cerveceras, refresqueras, entre otras que saquean el acuífero? ¿De qué sirve ese tipo de progreso?

Si no se les cobra el agua (precios ridículos de extracción), o no se les cobra por contaminar. Los 15 empleos de sueldo mínimo no cuentan, no hay que extraviar la vergüenza.

-- ¿Cuál es el beneficio de la presencia de esas empresas? 

-- Un acuífero contaminado, la población indígena más pobre y la población indígena más enferma.

Ahora la organización mundial de la salud (OMS) declara con contundencia que cada año hay ocho millones de muertes prematuras debido a la contaminación del ambiente (aire, suelos y agua). En Yucatán esto no se quiere ver así, a pesar de que están en claro aumento las enfermedades respiratorias, las enfermedades gastrointestinales, y los casos de cáncer.

La población que sufre las consecuencias de la contaminación es la indígena. Los políticos ignorantes y represores. Los académicos y “la gente bien” no viven cerca de las mega-granjas, ni de la cervecera, aunque si respiran el aire que ellos mismos ensucian con sus camionetas cuatro por cuatro.

El pueblo solo será salvado por el pueblo dicen por allí, no hay artistas protestando por las mega-granjas porcinas, no hay influencers protestando por el saqueo del acuífero, por la contaminación del aire, mucho menos por el aumento de las enfermedades. 

Son contados los académicos sin miedo a represalias, pero si hay algunos vendidos o extraviados ante los problemas sociales y ambientales.

Las comunidades indígenas están solas, su ambiente vulnerable, su ambiente kárstico está siendo saqueado y contaminado, ellos sufren  las consecuencias del saqueo y de la contaminación. Pronto los acompañaran las poblaciones urbanas, también sufriran la contminación de su ambiente.

Cuando  los políticos reprimen, cuando algunos de los periodistas mienten u omiten información, cuando los académicos desinforman, cuando ignoramos las consecuencias ambientales, cuando callamos: la contaminación somos todos, somos parte del problema.

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