jueves, 28 de marzo de 2024

Los jóvenes doctores en ciencias son necesarios para salir del subdesarrollo

En esta nota trataré un problema grave que está sucediendo en el país desde hace al menos 30 años, pero que se está haciendo más grave y sus consecuencias pueden ser catastróficas para el país: la falta de oportunidades de empleo para los doctores en humanidades, ciencias y tecnologías.

Los costos de formación de los doctores en ciencias 

En México, como en muchos países en desarrollo, y algunos desarrollados, conseguir un buen empleo es muy difícil. No quisiera mencionar que esta situación está relacionada con el neoliberalismo económico (1990-2024), pero si lo está. Invertir en la educación de la población se ve como un gasto en lugar de una inversión, en algunos países se les endeuda para educarlos y no se les asegura su contratación al termino de los estudios. Es por esta situación que los países pierden soberanía alimentaria, energética, salud, muchísimas cosas más, por eso se está en el subdesarrollo, porque se prefiere cambiar petróleo por alimento, cambiar petróleo crudo por gasolina, cambiar minerales por bienestar.

Pero no hay que salirse del tema, educar a los doctores en ciencias es muy caro, en dinero invertido por el gobierno mexicano, por ejemplo, considerando solo el monto de las becas de maestría y doctorado con los montos del CONAHCYT, un estudiante le cuesta al país alrededor de $1,248,865.20 pesos, por los dos años de la maestría y los cuatro años del doctorado. A este monto habría que sumarle instalaciones (salones, laboratorios, talleres y otros) y pago de trabajadores (manuales, técnicos, profesores e investigadores): un dineral dirian en mi rancho.

Los alumnos invierten muchos años de su vida en educarse hasta el doctorado, seis años de primaria, tres de secundaria, tres de preparatoria y cuatro a cinco de licenciatura, más el año de tesis y servicio social, es decir de 16 a 20 años de educación. Más los seis años del posgrado hacen un total de 22 a 26 años de vida de un estudiante regular.

Si, leíste bien ¡26 años de su vida!

La manutención en los primeros 16 a 20 años correrá por su cuenta, personal o familiar, otra gran inversión en dinero. Así que cuando los padres ven a sus hijos piensen: ¡Como no te voy a querer!

Se me estaban olvidando los años de posdoctorado, pueden ser 1, 2, 4, 6, 8, 10 años más. Al termino de tanto año y dinero invertido no hay empleo en el país (México), en un país que los necesita.

La precariedad laboral les ocasiona diversas enfermedades a los jóvenes doctores y algunos de ellos terminan abandonando su disciplina o emigrando a países donde si cuentan con oportunidades laborales más dignas.

Las necesidades del país

El problema de la pandemia COVID-19 fue un claro ejemplo de que los países que no hacer vacunas, ni equipos médicos, ni medicinas dependen de los países desarrollados que los hacen y fabrican, si buscamos las muertes por países, en  Latinoamérica y el Caribe como un todo, la tasa de exceso de mortalidad debida a COVID-19 durante 2020 y 2021 en muertes cada 1.000 habitantes fue de 1,99, casi el doble de la tasa global (1,04) y por encima de las tasas de Europa Occidental (0,85), África del Norte y Oriente Medio (1,33), sur de Asia (1,28). Es decir, se requieren doctores en ciencias biológicas si se desea mejorar la salud de la población del país.


México se ubica en el lugar 43 de un total de 113 naciones en el Índice Global de Seguridad Alimentaria (GFSI) 2022. En otras palabras, México no produce lo que se come, se requieren doctores en ciencias en agronomía, forestales y pecuarios (acuáticos y terrestres). Bueno pues ni el maíz que nos comemos lo producimos, una verdadera vergüenza. Además, Mesoamérica (parte de México) es una zona de origen de muchos alimentos, no solo el maíz. A México lindo y querido le urgen doctores en ciencias que desarrollen la agronomía del siglo XXI, con ciencia, tecnología y sabiduría campesina; que hagan valer la vocación forestal del país, que generen nuevas y mejores formas de producción de proteína animal y vegetal.

Nuestro querido país (México) se encuentra como el segundo país de América Latina con mayor estrés hídrico. Datos del World Resources Institute (WRI) indican que al menos una cuarta parte de la población mundial enfrenta niveles muy altos de estrés hídrico. México ocupa el número 26 a nivel mundial.  En el norte del país la escasez de agua es climática, pero en el centro y sur, aunque no hay problema porque llueve mucho, hay problemas de agua por su gestión, que palabra más bonita para no decir acaparamiento y despojo. Se necesitan doctores en ciencias que cuiden los bosques, los acuíferos y la gestión del agua.

Los biólogos mexicanos se ufanan de que “México es biodiverso”, y si que lo es; sin embargo, hace falta un programa de registro e inventarios de las especies (micro, meso, macro y megabiota; hace falta que esa diversidad de especies y ecosistemas se convierta en bienestar de las poblaciones que la albergan, no en pobreza como se encuentran ahora. Hacen falta administradores y gestores de esa biodiversidad. La formación de ecólogos se aumenta “tímidamente” y la población de taxónomos desaparece. México necesita biólogos, taxónomos, ecólogos y profesionales que ayuden a una mejor gestión de esa biodiversidad, que conviertan esa riqueza biológica en, al menos, bienestar.

Los problemas de salud derivados de la contaminación ambiental son graves, según la OMS, varios millones de personas mueren al año por enfermedades relacionadas con la contaminación. La ciudad de México es una de las megalópolis del mundo, allí se tiene unos de los polvos urbanos más tóxicos del mundo. Además de muertes, la contaminación de aire, suelo y agua ocasiona enfermedades de diversos tipos que aquejan a la población, algunos solo sobreviven. Nuestro país requiere con urgencia doctores en ciencias del ambiente que diagnostiquen los problemas y planteen soluciones reales, legislación acorde con cada problema.

Desde el 2015 se reconoce que los suelos juegan un papel clave en la sociedad y en la sobrevivencia de la humanidad (alimentación, salud, agua y aire limpios, etc.), por lo que se declara el día del suelo, el año del suelo y la década de los suelos, y sin embargo, los edafólogos estudiosos del suelo, no existen como tales, todos son reconvertidos de las carreras de agronomía y biología principalmente. No hay una licenciatura en ciencias del suelo en occidente, hay algunas de geociencias o ciencias de la tierra en las que no se enseñan las bases de la edafología, así pues, deberíamos de estar formando a los doctores en ciencias del suelo que se encarguen de proponer y elaborar los planes de estudio de las nuevas licenciaturas en edafología, que no existen.

La aparición de las super-bacterias que aguantan a los antibióticos conocidos y usados en varias enfermedades humanas y animales requieren de los super-antibióticos que seguramente se encuentran en los suelos, es por esto que urge que en el México edafodiverso se construyan institutos de investigación en microbiología y se contraten doctores en ciencias en este tema.

Con las grandes obras, como los trenes maya e interoceánico, la refinería y lo que viene se requeriran miles de ingenieros y si no los preparamos en el país, se traeran de fuera. Por su parte, las empresas trasnacionales llegan con su personal de fuera, es por eso que abundan los japoneces en Aguascalientes, Coreanos en Monterrey, alemanes en Puebla, por mencional solo unos pocos. 

Al país esta situación le deja unos jóvenes doctores enojados, enfermos, desmotivados y subdesarrollo para todos. Un juego en el que todos pierden, gente preparada, gobierno y población mexicana sumida en el subdesarrollo. No faltará el que piense que el desarrollo lo hacen las empresas y más si son transnacionales, pero cuidado, las empresas se crean para ganar dinero, no para el desarrollo de los países, pregunten por la situación actual en EEUU (muchos sin casa), Alemánia (empresas que se mudan a lugares más seguros), España (que invita a sus jóvenes doctores a emigrar también), entre otros casos.

Los jóvenes doctores en ciencias son la gente educada del país, esos jóvenes merecen oportunidades de trabajo en su país, salarios dignos y empleo seguro. México no los puede desaprovechar porque ya gastó mucho dinero en ellos y además los necesita con urgencia para el bien de TODA la población mexicana.


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