sábado, 21 de mayo de 2022

El maravilloso mundo de las ciencias del suelo y los retos en la enseñanza

¿Cuáles son las ciencias del suelo?

Las ciencias del suelo las podemos agrupar en básicas, relacionadas, específicas, aplicadas y las tecnológicas, como se pueden ver en la figura 1. Un edafólogo, un científico del suelo y/o un pedometrician deberían poder describir la morfología del perfil del suelo, explicar su génesis, nombrar el suelo y entender su distribución espacial.  Para lograr esto se requieren las ciencias básicas y las relacionadas (Figura 1).

Figura 1. Las ciencias del suelo

Ahora hay una gran variedad de ciencias aplicadas en las que se requieren conocimientos edafológicos, no solo las ciencias de la agricultura en sentido amplio, también las ciencias ambientales, arqueología, antropología, la salud humana, la ecología por la conservación de la biodiversidad, la ciencias forenses y algunas más. Actualmente las ciencias de la computación, la ciencia de datos, la creación de sensores remotos y cercanos se han utilizado para entender el funcionamiento del suelo. Es por esto que uso el plural "ciencias del suelo", aunque reconozco que un verdadero edafólogo tiene su base en la morfología, génesis, geografía y clasificación del suelo. 

¿Quiénes estudian los suelos?

En algunos países europeos, los estudiosos de las ciencias del suelo provienen de la geografía, de la biología y de la química. En otros como EEUU los científicos del suelo provienen de la agronomía pero también de otras ciencias.  

Figura 2. Describiendo un perfil

En México los edafólogos provienen principalmente de la agronomía y de la biología, aunque en los últimos años los profesionales de las ciencias de la tierra, geohistoria, geociencias y ciencias ambientales se han especializado en las ciencias del suelo. Es por esta razón que es un gran desafío enseñar las ciencias del suelo a estudiantes que nunca habían pensado en el suelo como objeto de estudio  y que lo están conociendo por primera vez. En estos casos, las materias básicas, como la química, física y biología de suelos se deben enseñar a nivel muy superficial, solo dejando ver la importancia de su estudio en relación con los objetivos de desarrollo sustentable. Una vez interesado en las ciencias del suelo y en alguna función especifica relacionada con la agricultura y en el ambiente, ambas en sentido amplio, podrían tener interés en la química, física y biología del suelo. 

En estos niveles de pregrado (licenciatura), los objetivos de las materias deben ser sencillos y básicos: los suelos existen, hay una gran diversidad, cambian con el paisaje, tienen funciones ambientales o servicios ecosistémicos, pueden degradarse y deben cuidarse porque la mayoría de ellos son no renovables a escala humana.

A mis alumnos de ecología de suelos les digo: Todos los suelos participan, de alguna forma y con alguna intensidad en las funciones ambientales (producción agrícola, recarga del acuífero, fijación de carbono, etc), pero algunos suelos son mejores que otros para cada función ambiental. Una pregunta recurrente durante el curso y que debemos tener presente es: ¿Cómo funciona este suelo? 

La enseñanza de las ciencias del suelo
Ahora hay muchos razones para la enseñanza y aprendizaje de las ciencias del suelo, tantas como los objetivos de desarrollo sustentable (Figura 3). La importancia del suelo ha sido reconocida por la Organización de las Naciones Unidas, por lo que la mayoría de los países se han obligado a realizar un manejo sustentable de este maravilloso recurso natural no renovable.

Figura 3. Suelos y objetivos de desarrollo
sustentable
 
Por su parte, la FAO reconoce los siguientes servicios ecosistémicos: a) clima local y calidad del aire; b) Almacenamiento de carbono; c) moderación de fenómenos extremos; d) tratamiento de aguas residuales; e) disminución de la erosión y conservación de la fertilidad del suelo; f) polinización; g) control biológico de plagas; h) regulación de los flujos de agua. De estos ocho servicios ecosistémicos, el suelo participa en cinco de ellos de manera fundamental.

Ahora mismo hay muchas iniciativas internacionales, regionales, nacionales y locales haciendo un llamado a los gobernantes y ciudadanos al cuidado del suelo, estamos en la década de los suelos y cada año el cinco de diciembre se celebra el día del suelo, sin embargo aun hay mucho por hacer, en todos los ámbitos.

En la educación se requiere reformar los planes de estudio en todos los niveles desde preescolar hasta el doctorado. En los niveles básicos (preescolar, primaria y secundaria) se les debe enseñar la existencia de los suelos, de la edafosfera, tal como existe la atmosfera, hidrosfera y litosfera. El suelo es una de las maravillas de la naturaleza que a menudo no vemos, ni valoramos. Los niños deben conocerlos.  

A nivel de secundaria y preparatoria se les debe enseñar la importancia de los suelos para las comunidades locales, con problemas reales.

A nivel profesional se deben rehacer los planes de estudio de agronomía, ciencias forestales, ciencias pecuarias, ingeniería civil, y todas las relacionadas con los recursos naturales, todas estas carreras debería llevar, al menos, una materia sobre las ciencias del suelo. Por ejemplo, en la licenciatura en ecología, los estudiantes al menos deberían contar con tres asignaturas sobre los suelos (introducción, génesis y clasificación y geografía de suelos), así podrían entender mejor la estructura, función y estado de los  ecosistemas terrestres.

Figura 4. Yo amo al suelo

A mi me gusta enseñar considerando tres ejes: a) los conceptos, la teoría; b) la práctica en laboratorio y campo; y c)  el uso o aplicación del conocimiento o de la información.

Tenemos muy pocos posgrados sobre ciencias del suelo, y en en esos pocos las cosas tampoco van bien, se requiere reescribir los planes de estudio pensando en la preparación de un científico que tenga en mente el aumento de la producción agrícola, forestal y pecuaria, pero pensando también en la calidad del ambiente y en la salud humana. 

La generación y aplicación de tecnología de nueva generación adecuada a las condiciones locales. Por ejemplo, está bien cambiar la fumigación por avioneta a dron, pero estaría mejor el control biológico de las plagas. 

Desafortunadamente, los estudios de aptitud de suelo casi no se hacen, por la falta de  profesionales (agrónomos que sepan de suelo), falta de conciencia ambiental, falta de interés y la nula regulación de uso del suelo. Se requiere una política de uso de la tierra de acuerdo con su aptitud. Una máxima en agronomía debería se una "agricultura para cada suelo", en términos de cultivos, ambientes y de formas y tecnología para el manejo.  

Los nuevos planes en los posgrados de edafología o ciencias del suelo deberán partir de las materias específica de la figura 1, para al final tener líneas terminales en las funciones ambientales de los suelos, entre las que la agronomía solo es una más. La idea es que todos los maestros y doctores en ciencias en EDAFOLOGÍA, pedometría o científicos del suelo deberían poder describir un perfil, identificar los procesos pedo-genéticos, nombrar al suelo y definir su distribución espacial. 

Por otro lado, los posgrados en ingenieros civil, arqueología, antropología, ciencias forenses, hidrología, geomedicina, ciencias ambientales, entre otras, deberán contar con las bases de la ciencias del suelo para entender mejor su áreas de estudio.  

Debemos pasar de la edafología del siglo XX a la edafología del siglo XXI, ya vamos 22 años tarde. Hay mucho por hacer en la enseñanza de la ciencias del suelo: ¡Hagámoslo ya!

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