PREFACIO
Hace ya casi 20 años me surgió la
necesidad de decir lo que pienso sobre los problemas ambientales, era y soy
biólogo de profesión y con gran interés en la geografía de manera que entiendo
el funcionamiento de los ecosistemas en su contexto social.
Antes había sido profesor en la
licenciatura en Biología de la UADY, lugar donde impartía clase sobre la
ciencia del suelo y sobre la elaboración de manifestaciones de impacto
ambiental.
Para el 2012 decidí hacer un blog personal titulado “Suelos, ambiente y algo más” acompañado de un canal de Youtube, en ambos sitios escribía y decía mis opiniones sobre los conflictos ambientales en general, cinco años después escribí mi primer libro de divulgación con el mismo título del blog y del canal de vídeos. Siete años después estoy publicando el segundo libro de divulgación, con la diferencia que ahora le he titulado “Aprender a vivir en los ecosistemas karsticos”, con la idea de enseñar y divulgar lo que he aprendido sobre el funcionamiento de estos extraordinarios y particulares ecosistemas kársticos de la península de Yucatán.
Comencé por contrargumentar los
mitos sobre el territorio, hay mucha agua, el agua es de buena calidad, no hay
suelo, la península es plana, se vive muy bien, entre otros.
La cantidad de los textos que he
escrito sobre los ecosistemas kársticos han ido aumentando en la medida del
aumento de la crisis ambiental local, de manera que son más de 400 notas de
blog y más de 280 vídeos.
Las falacias, las mentiras, el
cambio climático, el desarrollo pecuario, el desarrollo inmobiliario, el
desarrollo industrial y turístico dan “mucha tela que cortar”, aunado a la
gobernanza donde se comenten muchas pifias ya sea por ignorancia, corrupción,
ingenuidad o todo junto. Por los comentarios, actitudes o juicios de expertos
que en realidad no lo son, pero que se piensan como tales.
También, querido lector, en este
texto encontrará opiniones y recomendaciones para manejar mejor los ecosistemas
kársticos, no me quedo en la crítica, pasamos a las recomendaciones, al bien
hacer, tanto para las autoridades estatales y municipales, como para
productores pecuarios, agrícolas, industriales y población en general, todos
debemos aprender a vivir sustentablemente en los ecosistemas kársticos
peninsulares.