En las ciudades se ha puesto atención en la calidad del aire y del agua, incluso los gobiernos locales han creado normas ambientales que rigen las acciones a seguir en el supuesto caso de que los sistemas de monitoreo detecten que la contaminación supera los umbrales fijados. A pesar de que la contaminación del suelo también cuenta con normas ambientales, no posee un sistema de monitoreo; y para la contaminación en polvo urbano y plantas no existen normas ambientales ni sistemas de monitoreo.
En el caso de la contaminación por metales pesados, los suelos funcionan como un sumidero: un lugar en el que se adsorben en las arcillas y el humus, se precipitan y quelatan con la materia orgánica del suelo, y es por ello que los suelos tienen una contaminación de largo plazo, sin embargo, cuando su capacidad buffer ha sido superada se convierten en fuentes de emisión de metales pesados.
Por su parte, el polvo urbano está compuesto por partículas sólidas provenientes de los suelos y rocas ‒los cuales constituyen su componente natural‒ y de las partículas provenientes del desgaste de la infraestructura urbana y de las partículas expedidas a la atmósfera como producto de la combustión de gasolina, gas y carbón. Estas partículas que se dirigen a la atmósfera, finalmente caen al piso y a los suelos, dentro y fuera de las ciudades (Bautista, 2011; Sánchez-Duque et al., 2015). La resuspensión del polvo urbano puede ser una fuente contaminante para la atmósfera y los suelos. En el caso del agua, puede ser una fuente de contaminantes (Keshavarzi et al., 2018; Safiur Rahman et al., 2019) a través de la escorrentía de la lluvia (Jayarathne et al., 2018). El polvo urbano puede ser considerado un reservorio de la contaminación de mediano a largo plazo, es decir, semanas, meses o temporadas.
Algunas especies de plantas al interior de las ciudades tienen la capacidad de adsorber y absorber los metales pesados debido a la formación de sustancias pegajosas con las que absorben la contaminación de corto plazo, es decir, la contaminación respirable: de allí su gran importancia. Especies de los géneros Pinus y Ficus secretan sustancias adhesivas como las resinas y el látex, que son grandes trampas naturales para las partículas contaminantes. No existen umbrales ni legislación para la contaminación atrapada por las plantas.
Desde décadas atrás se intuía que la contaminación ambiental era causal de una gran cantidad de muertes; sin embargo, no se contaba con evidencias científicas numerosas y contundentes que avalaran dicha aseveración. Con el tiempo se ha logrado contar con esas evidencias. Es por esto que en el año 2013 la Organización Mundial de la Salud publicó un informe en el que, contundentemente, se afirma que “la contaminación ambiental ocasionó siete millones de muertes prematuras en personas menores de 60 años, una de cada ocho muertes en el planeta” (Sabath y Robles-Osorio, 2012; WHO, 2014).
Hoy se reconoce que la contaminación del ambiente es una de las principales causas de muerte, para la que se combinan tres factores: a) la toxicidad de los contaminantes, b) la concentración de la gente en las ciudades y c) el estado de salud de la población.
Los efectos de la urbanización sobre la calidad ambiental varían entre regiones con diferentes grados de desarrollo, topografía, recursos naturales y políticas públicas (Liang et al., 2019).
Mucha investigación debe realizarse aún sobre este tema y es por ello que este texto se escribió con la idea de contar con una referencia metodológica para abordar el problema de la contaminación por metales pesados en ciudades, así como divulgar los principales resultados de estudios realizados en ciudades mexicanas.
Bautista, F., Aguilera, A., Goguitchaichvili, A. (2024). Introducción al estudio de los metales pesados en ambiente urbanos. En: Los metales pesados en ambientes urbanos: herramientas para el diagnóstico yestudios de caso en ciudades mexicanas. Enes, Morelia, UNAM. Morelia, Michoacán. 170 pp.