Por Francisco Bautista
Los recientes errores cometidos por la actual
directora del CONACYT, que no voy a comentar porque son de sobra conocida
(contrataciones de gente subcalificada para desempeñar su función; decir una
cosas y hacer otra sobre las cátedras; entre otras) han sido utilizados para generar
una gran controversia y para pedir su destitución.
Por un lado, los defensores de la “Ciencia
libre” y del quehacer científico impoluto. Por el otro, la necesidad de que
este país capitalice el conocimiento generado.
Un diagnóstico rápido es el siguiente, en
México hay pocos investigadores, alrededor de 30 mil en el Sistema Nacional de Investigadores, muy lejos de los EEUU y Europa;
el presupuesto gubernamental es raquítico, menos
del 0.4% del PIB, cuando en Europa es alrededor del 3%; y sin datos de
inversión privada en ciencia. Sin embargo, la cantidad de artículos generada no
es menor. Lo que si es muy, pero muy bajo, es la cantidad de patentes,
desarrollos tecnológicos y registros de software.
Las preguntas son:
- ¿Por qué se genera conocimiento en el país y esto no se traduce en desarrollo tecnología e Innovación?
- ¿Por qué es muy escasa la creación de empresas de base tecnológica?
- ¿Por qué es muy, muy baja la generación de empleo bien remunerado para mexicanos?
Es claro que lo que ha faltado es una política
científica para convertir a México en un país generador de Ciencia, Tecnología
e Innovación. No podemos seguir igual, es URGENTE hacer cambios, se requiere
apoyar la formación de científicos, pero dirigidos a resolver las necesidades
del país atendiendo los problemas nacionales y la creación de empresas
mexicanas. Apoyar a las empresas transnacionales que han invertido en México
pero con candados hacia la capacitación de mexicanos en los niveles más altos
de calificación.
¿Cuáles son los problemas nacionales?
La investigación en la generación de energía
es básica para el desarrollo del país, debemos generar la energía que se
consume en el país para no propiciar el caos interno, recordemos el desabasto
de gasolinas. La investigación en energías alternas, el desarrollo de
tecnología y la innovación en este rubro debería ser prioritaria.
La producción de alimentos y fibras, no solo
en cantidad sino en calidad, es otro aspecto prioritario para salvaguardar la
soberanía nacional. Los apoyos deberían ser a la generación de tecnología
agrícola específica para las condiciones del país (medio físico como relieve,
suelos, clima y acuíferos, tipo de productos y productores). A la innovación en
la producción, comercialización y consumo.
La salud es otro tema crucial para el
desarrollo del país. Se debería fomentar la interacción entre los centros de
salud, las universidades y las empresas para generar tecnología y productos que
lleguen a la población de una manera fácil, rápida y de bajo costo. En la
prevención de la contaminación y en la elaboración de sistemas eficientes de
monitoreo del aire, suelos, agua y polvos urbanos, así como en la generación de
tecnología de bajo costo.
Fomentar la educación y divulgación de las
ciencias ayudaría a que la gente tomara decisiones con base científica. Se
requiere que se eduque a la población sobre lo que significa ser mexicano, con
raíces europeas, africanas y principalmente indígenas. Revalorar los saberes
indígenas ayudaría sin duda. En esto el trabajo de los antropólogos es crucial.
También se requiere que los saberes tradicionales sean protegidos (patentados
y/o registrados formalmente), la innovación y creación de empresas alrededor de
los productos es urgente.
La innovación financiera en torno a diversos mecanismos
de fomento y apoyo económico a proyectos productivos sociales y privados. Al
fomento del ahorro con formas innovadoras y de rendimientos mayores a los
convencionales como los bancarios.
En cuanto a la inclusión de las humanidades en el CONACYT debo tener en cuenta los comentarios de la Dra Yameli Aguilar en el sentido de que a mayor cantidad de centros culturales menor delincuencia. Además las artes van ligadas a los productos de alta tecnología ya que no solo deben ser funcionales sino también atractivos. Un gran número de personas comenta el diseño de los productos más que el funcionamiento. La gente recuerda marcas, slogans, jingles y lemas que acompañan a los productos.
Por otro lado, se debe revisar el funcionamiento del Instituto Nacional del Emprendedor, deberá servir para la capacitación de los emprendedores y para fomentar la creación de incubadoras de empresas de calidad donde los instructores sean los mismos emprendedores y no gente que nunca ha creado una empresa. Muchas veces lo que se requiere no es dinero en efectivo, sino estímulos fiscales para las empresas de reciente creación, por decir algo.
El emprendimiento académico que ya está
contemplado en la actual ley de ciencia y tecnología debería fomentarse mucho
más al interior de las universidades. Debemos de pasar de la crítica destructiva
y del bloqueo institucional al fomento de esta actividad, donde investigadores
y estudiantes generen productos de base tecnológica junto con las empresas para
que lleguen al mercado nacional e internacional. Solo así estaremos asegurando
con los nuevos recursos humanos de alta capacitación tengan un empleo digno
acorde con sus capacidades. Por ejemplo, en España las empresas creadas en las
universidades tienen un espacio físico (oficinas) para darse a conocer con el
público y comercializar sus productos. En México aún estamos lejos, muy lejos
de esto.
Los críticos del apoyo económico del CONACYT a
la innovación empresarial, del tamaño que sea, se olvidan de que esas empresas
pagan impuestos federales, estatales y municipales, que generan empleo con
prestaciones de ley. No hay motivo para no apoyarlas, el modelo coreano es muy
ilustrador ya que fue la base de su modelo de desarrollo.
No podemos seguir igual, la política de
ciencia, tecnología e innovación, del modelo actual no ha sido suficiente para mejorar
el desarrollo del país. Se requieren cambios y mano sabia en el CONACYT. Ayudemos
al país señalando los errores en la dirección del CONACYT pero también haciendo
propuestas, participando en los órganos colegiados para mejorar y actualizar la
nueva “Ley de ciencia, tecnología e innovación”
que el país necesita.
Dr. Francisco Bautista
Investigador titular B de TC, CIGA, UNAM.
SNI 2, Miembro de la AMC
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