Hace algunos años, no muchos, se decía que la contaminación ambiental probablemente podría causar problemas en la salud, no había una frase contundente sobre los metales pesados como causantes de enfermedades. Hoy sigue esa discusión a pesar de la gran cantidad de información recabada durante las últimas cuatro décadas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) declara contundentemente que mueren ocho millones de personas al año por enfermedades relacionadas con la contaminación del ambiente.
Es claro que no es posible hacer experimentos con humanos, es claro que hay una gran variabilidad de respuestas ante un contaminante, por ejemplo, mi padre fuma mucho desde su juventud y hoy a los 92 años tiene los pulmones negros y sigue fumando, pero otros de la familia no pudieron llegar ni a los 45 años por causa del cigarro, como causa probable de fallecimiento. Tuvieron que pasar décadas para declarar al tabaco como el causante de cáncer y otras muchas enfermedades.
Daños causados por el cromo |
A pesar de la gran cantidad de evidencias sobre los daños de los contaminantes en la salud humana hay voces que afirman lo contrario, y sus afirmaciones tienen sentido, algunos argumentos son: solo las partículas ultrafinas pudieran ocasionar algún daño, solo algunas especies químicas podrían reaccionar, algunos elementos son nutrimentos, varios elementos se encuentran en la naturaleza y no son contaminantes, entre otros argumentos.
Por un lado, hay evidencias de que los metales pesados entran al cuerpo humano, de su toxicidad y de la generación de problemas de salud, incluso hay quien dice que no hay concentraciones de metales pesados que pudieran considerase seguras para los humanos. Por el otro lado, se dice que no hay evidencia concluyente sobre la toxicidad de los metales pesados producto de la contaminación ambiental, por el tamaño de la partícula, así como por la especie y reactividad química.
Enfermedades causadas por el manganeso |
Hay que considerar que la química ambiental no es la química del laboratorio donde los reactivos dan lugar a productos bajo condiciones especiales, los estudios conllevan una gran incertidumbre. De la misma manera, la medicina ambiental tampoco es la medicina de consultorio, las certezas no son mayores debido a la imposibilidad de hacer experimentos controlados con humanos o en relación uno a uno, de causas y efecto.
En el laboratorio universitario de geofísica ambiental estudiamos la contaminación por metales pesados, partimos de no tener duda de que afectan negativamente la salud de las personas; sin embargo, no sabemos con certeza, ni con precisión si los metales pesados que encontramos en matrices ambientales, como el suelo y el polvo urbanos por ejemplo, enfermaran a las personas, pero ante la posibilidad de la gravedad del daño, invitamos a los ciudadanos a que tomen decisiones de limpieza de sus hogares y de su entorno en general, a que identifiquen, eliminen o disminuyan las fuentes del polvo, en la medida de sus posibilidades. A esto se le llama el principio precautorio.
Las enfermedades causadas por los metales pesados son como los cisnes negros, eventos sorpesivo de gran impacto, que se tienden a ignorar, pero cuando llegan, causan mucho daño, en este caso una catástrofe en la salud. También pueden considerarse como enfermedades silenciosas y que justamente en eso consiste su peligrosidad, ignorarlos no es una opción sensata.
En la toma de decisiones es mejor apoyarse en las consecuencias (enfermedades) en lugar de las probabilidades de que la enfermedad ocurra. La contaminación por metales pesados y sus daños en la salud ha pasado de ser un cisne negro, a un cisne gris que puede preverse.
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