miércoles, 1 de noviembre de 2023

Huracanes y ciudades: no podemos detener el huracán, pero si disminuir la vulnerabilidad y el riesgo

 Los fenómenos meteorológicos extremos se comportan como cisnes negros, es decir, como eventos impredecibles y poco probables que se ignoran y que cuando ocurren ocasionan grandes daños. Una vez ocurrido el fenómeno, salen los expertos a explicarlo y a encontrar culpables, aduciendo que ya se sabía que ocurriría.

Primero hay que entender el problema y los conceptos

R= f (P, V)

Donde: R= riesgo; f= función; P= peligro o amenaza; V= vulnerabilidad;

El riesgo está en función del peligro (amenaza) y de la vulnerabilidad. En el caso del huracán Otis, este es el agente peligroso o la amenaza. La vulnerabilidad es la incapacidad de resistencia cuando se presenta un peligro o amenaza. En el caso de Acapulco es la condición en la que se encontraba la ciudad, por ejemplo, la forma de alertar a la población, la educación de la población para responder a las alertas, los reglamentos de construcción acordes al medio físico, los planes de evacuación, los planes de protección en general.



 El peligro o la amenaza: huracán

Los fenómenos atmosféricos y marítimos se clasifican con base en la velocidad del viento, depresión tropical cuando la velocidad el viento es menor o igual a 62 km/h, tormenta tropical cuando la velocidad del viento es mayor de 62 y hasta 117 km/h, se les llaman huracanes (palabra maya dada al dios del viento) cuando la velocidad del viento es mayor a 117 km/h. A los huracanes se les llama ciclones y tifones en Asia.

Existen seis categorías de huracanes:

Categoría 1: Sin daños en edificios. Solo en casas móviles y árboles. Alguna inundación en la costa.

Categoría 2: Daños en tejados, puertas y ventanas. Daño considerable en la vegetación y casas móviles. Inundaciones y roturas de pequeñas presas y puentes.

Categoría 3: Daños estructurales en viviendas residenciales y pequeños edificios. Pero sin desplome de éstos. Todo elemento o casa móvil es destruido. Grandes inundaciones e incluso islas enteras inundadas.

Categoría 4: Desplome de pequeñas edificaciones y casas residenciales. Erosión importante de playas. Inundaciones extensas.

Categoría 5: Destrucción completa de tejados y de casas residenciales y pequeños edificios. Inundaciones gravísimas. Es precisa la evacuación total.

Categoría 6: En teoría es posible que un huracán alcance una velocidad de 350 km/h.

Entonces, los daños provocados por los huracanes se deben a la velocidad del viento y a la cantidad de lluvia.

https://www.adelante.cu/index.php/es/lecturas/10587-escala-de-saffir-simpson-el-medidor-de-las-tormentas

Los huracanes pueden ser peligrosos por la velocidad del viento como se ve en la imagen, pero también pueden serlo por las lluvias, aunque esto a menudo no se toma en cuenta en la escala Saffir-Simpon, entonces puede ocasionar muchos daños un huracán categoría 1 si conlleva mucha lluvia. 

La vulnerabilidad: las condiciones de las ciudades

En el caso del huracán Otis que destrozó a Acapulco se cuenta que en el atlas de riesgo los técnicos no contemplaban el paso de un huracán de categoría cinco, pero cabe decir que los huracanes son eventos impredecibles. Por lo que no hay persona, ni equipos técnicos capaces de predecir los peligros como los huracanes.

Lo que se puede hacer es monitorear la atmosfera (el centro nacional de huracanes lo hace) y con imágenes de satélite ver el fenómeno (depresión, tormenta o huracán) y estimar su trayectoria de manera gruesa (sin mucha precisión) y alertar a la población.

El gobierno de México cuenta con un Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), el estado de Guerrero tiene una Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil, y el municipio de Acapulco cuenta con una Secretaria de Seguridad Pública y Protección Civil. No estoy diciendo que fallaron, no lo sé, pero sí que deben revisar sus protocolos.

Por una parte, la alerta ciudadana no debió fallar y no debe fallar en el caso de los municipios costeros del país, que si el peligro se activó de madrugada pues debe haber un plan para esto, una sirena que suene en los celulares o que las campanas de las iglesias retumben como en el siglo pasado o que el ejército o la guardia nacional actúen con bocinas o que se coloquen altoparlantes en lugares estratégicos. Un sistema de alerta ciudadana disminuye la vulnerabilidad.

La educación de la población es la base, los libros de primaria y secundaria deben contemplar educación para la prevención, para acatar las alertas, para protegerse. Las ciudades del lado del Atlántico, particularmente las de la península de Yucatán por donde año con año pasan los huracanes ya cuentan con educación de prevención, son un ejemplo a seguir por las poblaciones del lado del pacífico. La educación de la población salva vidas y disminuye la vulnerabilidad.

Existe un reglamento de construcciones para el municipio de Acapulco que debe ser revisado por ingenieros y arquitectos para que los nuevos edificios cuenten con medidas de protección ante los huracanes categoría seis. Ya solo falta que la reconstrucción sea tan rápida que no les de tiempo de mejorarlo. Arquitectos que diseñen ventanales con protección ante huracanes de categoría seis. Ingenieros estructurales que fijen las nuevas reglas para casas y edificios cuenten con estructura que los soporte y que no se inunden ante huracanes categoría seis.   

Los estudios del medio físico-geográfico son la base para la elaboración de reglamentos de construcción, no es lo mismo construir en las partes bajas a las orillas de los ríos (vulnerabilidad alta) que en la cima de la montaña (vulnerabilidad baja); no es lo mismo construir sobre Gleyoles (vulnerabilidad alta) que sobre Leptosoles (vulnerabilidad baja); no es lo mismo construir sobre basalto (vulnerabilidad baja) que sobre arenisca detrítica (vulnerabilidad alta). Los municipios y gobiernos estatales, son los responsables de la elaboración de los atlas de riesgo locales, pero como son costosos se los quieren ahorrar, entonces el problema estriba en el aumento de la vulnerabilidad y su consecuente desastre social. Por ejemplo, el atlas deriesgos del municipio de Acapulco no cuenta con el mapa de SUELOS, se lo ahorraron a cambio de vidas, sufrimiento y pérdidas económicas.

Por ejemplo, un exceso de lluvia puede ocasionar erosión laminar y movimientos en masa en las partes altas del relieve, la vulnerabilidad se aumenta con suelos, por ejemplo, de los grupos Luvisol (erosión laminar, con alta velocidad del agua) y con suelos con propiedades Andicas (movimientos en masa o derrumbes que cubrirían las casas de las parts bajas). En las partes bajas del relieve la vulnerabilidad a la inundación se aumenta con la presencia de Vertisoles, Gleysoles e Histosoles, así como en aquellas ciudades con acuífero cercano.   

La mitigación del riesgo

En el atlas de riesgos del municipio de Acapulco, actualizado al periodo 2018-2021, ante los huracanes dice: “En este caso, la probabilidad de que ocurra una depresión tropical es de 38%; también se puede observar que la probabilidad de que se presente un huracán de los tipos 4 y 5 es nula, lo cual quiere decir que en el punto analizado no se han registrado eventos de esta clase”. Lo he repetido una y mil veces: los eventos meteorológicos extremos no se predicen, son cisnes negros.

La población debe aprender a cuidarse en lo colectivo y en lo individual, dejar el resguardo de sus vidas y patrimonio a políticos aumenta el riesgo y más si son: ignorantes o insensatos o corruptos o ingenuos o impreparados. No construyan sus casas en zonas costeras, pero si lo hacen deben estar conscientes de que los huracanes no dejaran de producirse, no disminuirán y seguirán afectando negativa y positivamente a la población.

Los planes de ordenamiento territorial local, por municipio, deben ser elaborados a la brevedad, no serán baratos, pero son necesarios si se desea salvaguardar las vidas de los ciudadanos.

El manejo político de los desastres sociales donde hay buenos y malos es superficial, oportunista, ofensivo y no ayuda a resolver los problemas derivados de los desastres sociales provocados por los peligros naturales y la alta vulnerabilidad derivada de la organización social.

Los aprendizajes para la península de Yucatán y las ciudades costeras del país deben ser: a) elaboración de los atlas de riesgo por un equipo de expertos; b) la operación de los planes de crecimiento de las ciudades acorde con los atlas de riesgo; c) elaboración de un reglamento de construcción elaborado por expertos; d) elaboración de un plan maestro de creación de las nuevas ciudades elaborado por expertos; e) los programas de acción de los departamentos de protección civil de los municipios; f) los departamentos  de protección civil  deben estar conformados por expertos técnicos y deben ser personal fijo, de planta, donde los políticos no tengan injerencia en el manejo del personal, principalmente.

Después de leer esto, se entenderá que la vulnerabilidad y el riesgo pueden disminuirse mucho; sin embargo, se requiere que las autoridades de los tres niveles dejen de echarle la culpa a su villano favorito: el cambio climático. No está en las manos de los gobiernos disminuir el peligro, pero si pueden y deben disminuir la vulnerabilidad y el riesgo, esa debe ser la tarea, basta ya de pretextos.


 

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