martes, 22 de marzo de 2022

En el día internacional del agua: somos agua y somos suelo

Los conflictos por el agua en Yucatán, y en toda la península, crecen cada día y todo hace suponer que con la llegada de más gente gracias al tren maya y a los desarrolladores inmobiliarios, el colapso social podría estar cerca. Bueno no voy a hablar de predicciones sociales porque para eso nadie es bueno.

¡Cuidemos el agua! parece ser la consigna más lógica y con esto creo que pocos estarían en desacuerdo, el problema es cómo. Comenzaré por decir que el agua subterránea suele estar protegida por los suelos y el subsuelo, por ejemplo  en Guanajuato, en el valle hay suelos arcillosos de más de 2 m de profundidad y el agua subterránea se encuentra a 50, 100 y 200 m de profundidad, es decir, está bien protegida naturalmente.


Los suelos son las PLANTAS DE TRATAMIENTO NATURALES en los ecosistemas terrestres, allí se descomponen los residuos sólidos y líquidos orgánicos. Sin embargo, no todos los suelos funcionan igual, los hay muy buenos, regulares y malos. Digo lo anterior para hacer conciencia de que la relación suelos y agua, suelos sanos significa agua limpia, suelos sanos significa agua de buena calidad.

En las zonas de karst de la península de Yucatán los suelos dominantes y omnipresentes (en todos lados) son los Leptosols que se caracterizan por tener menos de 25 cm de profundidad. No son protectores del agua subterránea, además el agua está muy cerca de la superficie del suelo (1, 3, 5, 7 9 m) por lo que no está bien protegida naturalmente (Figura 1).

La situación es particularmente preocupante en el norte de la península de Yucatán, en el estado del mismo nombre, allí el agua subterránea no está protegida, se le llama acuífero abierto o expuesto. Todas las actividades antrópicas realizadas en la superficie del terreno son contaminantes, casas, granjas, escuelas, carreteras, etc. (Figura 2)

Por otro lado, los gobiernos de los tres niveles (municipal, estatal y federal) deben velar porque la distribución del agua sea justa, que se cobre por extracción y que exista un consumo básico en volumen y de precio bajo, pero una vez superado ese umbral de volumen de uso, el agua de costar y muy cara porque solo así será posible poner un freno al derroche de tan vital líquido. Es ofensivo ver que mientras unos pocos tienen toda el agua que quieren, otros sufren por tener el mínimo para beber (Figura 3). Urge que exista justicia social.

Recordemos que nuestros cuerpos contienen alrededor del 70% agua, somos agua, y que también somos suelo. Como dicen por allí: polvo (suelo) eres y en polvo (suelo) te convertirás. 



3 comentarios:

  1. Exelente texto, sensillo y didactico. urge la difusión de estos temas ala población

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  2. Gracias por poner sobre la mesa este tema vital de protección del acuífero kárstico. A las autoridades de los 3 niveles de gobierno no les entra en la cabeza que los megaproyectos altamente contaminantes y extractivos no pueden instalarse en en casi todo el territorio de Yucatán y de la Península.

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