sábado, 5 de marzo de 2022

La Península de Yucatán está en venta: pásele, pásele.

A la luz de los nuevos las nuevas mega-obras federales, como por ejemplo el tren Maya o la expansión de las granjas porcícolas en la Península de Yucatán se está poniendo en venta el territorio, terrenos muy baratos en medio de la selva sin servicios, comprados a precio ridículos a los campesinos mayas, y la generación de fraccionamientos fantasma sin planeación urbana alguna.  


Las nuevas ciudades se construirán en las planicies kársticas localizadas a menos de 10, 5 y 1 m sobre el agua subterránea, sin suelo que proteja al acuífero, sin suelo que sea la planta natural de tratamiento de residuos sólidos y líquidos, esto significa defecar sobre el agua, sobre el acuífero, contaminar el agua. Para después sacarla para beber.

Si las cosas no cambian, si no hay planeación en el uso del territorio, y no me refiero al POET actual que no servirá para esto, las nuevas ciudades necesitarán territorios destinados a la recarga del acuífero, reservas de agua. Zonas donde el agua de lluvia filtre naturalmente sobre territorio virgen, no contaminado y llega al acuífero para después de ahí llevarla a las ciudades. Esto no está mal, pensando en que hubiera grandes espacios del territorio sin ocupación pero no será así, ahora la península de Yucatán está en venta y no habrá territorio para declararlo como reservas hidrológicas.

Se ve llegar un gran problema ambiental en los territorios kársticos de la península de Yucatán, el paso del agua a través del suelo muchas veces es el único filtro, el único
medio de tratamiento del agua de abasto para consumo humano pero en el karst ese filtro natural es muy, muy pequeño que no logra funcionar como un medio efectivo de tratamiento, deja pasar las heces fecales, plaguicidas, hormonas, antibióticos y de más productos nocivos, utilizados por la población, granjas porcinas y avícolas, agricultores, y empresas. Cuando mejor le va a la población urbana, el agua es clorada con lo que se eliminan los microorganismos pero quedan las demás substancias mencionadas, esas siguen en el agua que tomamos.

La salida a esta catástrofe ambiental y humana es la planeación urbana, un POET peninsular, tres estatales y uno por cada municipio. Desafortunadamente hay muy pocos técnicos conocedores del KART que puedan llevarlos a feliz término.

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Urge una nueva ley del agua, urge respetar las comunidades mayas y sus deseos de un desarrollo menos desigual, urge un crecimiento urbano responsable, urge un mejor manejo de las granjas (no su eliminación pero si su regulación), urge un sistema de tratamiento de las aguas residuales domiciliarias, urge poner freno al saqueo y contaminación de acuífero.

Los grandes perdedores serán los gobiernos de los tres niveles, la población más pobre, los nuevos dueños de terreno que fueron engañados. Y no, los huaches no serán los malos de la película, esos serán los que no ponen orden (gobiernos) y los que generan el deterioro ambiental y los que están vendiendo la península de Yucatán, he dicho.

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